ca. 630 - ca. 560
Sappho, por Charles Mengin (1877)
En forma
puramente conjetural, podemos fijar la cronología de Safo entre los años
precristianos 630-560.
Con mayor
grado de seguridad, y con base en fuentes testimoniales, puede afirmarse que la
poetisa fue originaria de la villa de Ereso en la isla de Lesbos (la actual
Mitilene, en el Mar Egeo). Allí vivió y murió con sólo algún corto periodo de
ausencia, motivado por el ambiente político desfavorable a Safo. El exilio
resultó bastante positivo para su desarrollo intelectual, pues le permitió
viajar e ilustrarse con el contacto de otras culturas. En Siracusa se casó con
Kerkilos, un rico mercader con el que tuvo una hija llamada Kleis, y se
convirtió en el centro de la vida cultural y artística de esta ciudad. Su
marido era un hombre ya mayor y murió al poco tiempo, dejándole una gran
herencia.
Aparte de
esto y de su pasión por la música, de su existencia sólo conocemos datos
inconexos, como los nombres y hechos aislados de sus familiares más allegados. Procedía
de una familia noble y adinerada. Su padre era un próspero comerciante de vinos
llamado Skamandar, y tenía tres hermanos, todos menores que ella.
Seguramente
esta ignorancia respecto de su individualidad dio pie a que desde la antigüedad
se elaboraran fantasías sobre su persona y costumbres.
Safo saltando al mar desde el promotorio leucadio por Théodore Chassériau, c. 1840
Supuestamente
perteneciente a la aristocracia, llevó la vida propia de las mujeres de la
clase alta, alejadas necesariamente del ambiente de luchas e intrigas
políticas; según una tradición que parte de Anacreonte, era homosexual. Se la
ha presentado siempre como profesora de una escuela de poesía fundada por ella,
lo que es difícil de certificar, aunque sí es cierto que convivía con sus
compañeras en un clima distendido y propicio a la contemplación y recreación en
el arte y la belleza.
Por un epigrama sepulcral sabemos de la antiquísima
clasificación que se hacía de la obra de Safo en nueve libros; éstos fueron
ordenados conforme al tipo de metro empleado y a su acompañamiento musical. De
ese total conocemos apenas 200 fragmentos.
Originalmente escribió sus obras en el dialecto
aeólico, y sus poemas fueron copiados repetidamente a lo largo del tiempo en las
épocas griega, romana, bizantina, etc. Parece ser que en el año 1.073 d.c. el
Papa Gregorio VII ordenó quemar todos los manuscritos con los poemas sáficos,
considerados inmorales y pecaminosos, con lo que se perdió para siempre una
parte de su obra.
Las
peculiaridades de la obra sáfica son varias. Desde luego, el hecho de que todo
tema de elaboración poética procede de la realidad inmediata y cotidiana de la
poetisa, y que ante los ojos del lector, ésta se transforma y adquiere
profundidad por el sentido de la belleza y amor que se armoniza en los textos;
y esta armonía se halla matizada por la delicadeza y inmediatez de la expresión
sáfica, en la cual, por otra parte, siempre prevalece una exquisita
manifestación del sentimiento.
Los texto sáficos presentan, en general, una
constante temática: el amor; sin embargo, respecto de éste se ofrecen distintas
facetas.
Estatua de Safo en Mitilene
Por ejemplo, el texto a continuación constituye una clara descripción
de su conmovedora pasión, para satisfacción de la cual solicita la ayuda de
Afrodita. Rasgo original del texto es el examen externo que hace de su propio
sentimiento amoroso.
De matizado trono, oh
Afrodita,
hija de Zeus, eterna y
mentirosa,
ruégote no abatir con penas o
ansias
mi alma, Señora;
mas ven aquí, si siempre en
otro tiempo
mi voz habiendo oído desde
lejos
tú la escuchaste, y viniste,
casa
patria dejando
y el áureo carro unciendo:
bellos, raudos
gorriones te llevaban sobre
tierra
negra, batiendo sus plumosas
alas,
desde los cielos
y entre los aires. Pronto
ellos llegaron,
y tú, dichosa, con semblante
eterno
riendo, inquirías qué sufría
hoy, por-
que hoy te invocaba,
qué más quería que le
sucediera
a mi alma loca. “Hoy, ¿a quién
anhelas
que Peitho lleve hacia tu
amor? y ¿quién, oh
Safo, te injuria?
Pues si ella huye, buscará ya
pronto,
si dones no recibe, ya dará,
si no ama ella, amará ya
pronto,
aun no queriendo”.
A mí ven hoy, y líbrame de
afanes
pesados, y tú cumple cuantas
cosas
mi alma anhela se cumplan, y
tú misma
hazte mi aliada.
La cama de Safo (Charles Gleyre, 1867)
El
siguiente texto constituye una evocación de las dulzuras del amor, enmarcadas
por los deleites que brinda la incitante naturaleza.
Acá, de Creta a mí, ven a este
templo
sacro, en que está tu
placentera huerta
de manzanales, y hay altares
perfu-
mados de incienso;
Allí agua fría susurra entre
las ramas
de los manzanos; con las
rosas, todo el
sitio es umbroso y desde
trémula hoja
baja el letargo;
Allí, un prado, donde potros
pacen,
florea con flores de la
primavera,
y brisas dulcemente soplan…
…
Aquí, oh Cipri, toma…
en áureas copas y
graciosamente
vierte tú el néctar que se
incluye siempre
entre las fiestas.
Safo y Alceo (Lawrence Alma-Tadema, 1881)
La poesía sáfica pertenece al género literario que se
caracterizó por la expresión de las vivencias más íntimas del escritor,
acompañadas por la melodía surgida de instrumentos de cuerda, en especial la
lira. De conformidad con el canon formulado por los alejandrinos, Safo es
considerada junto con Alceo y Anacreonte, una representante de la lírica
monódica; esto es, la poesía recitada por una voz solista.
Oda a Afrodita, de Safo
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